A un vagabundo

Miraste mi pie fijamente
Miraste mi pie
con tus ojos grandes, grandes
como dos soles de mugre
Murmuraste qué
en qué inventada lengua
Carraspeaste carreteras,
puentes perdidizos,
ríos desmadrándose en el mar
Cuáles paisajes encallaron
en tus gastadas manos
Qué fue lo que miraste
mientras yo me quitaba
una piedra del zapato

Sanborns

Alguna vez
las cosas parecieron funcionar
a pesar de todo
Los viejos fumaban
Las niñas comían helado
Cuando el futuro no era
un cajón lleno de hormigas

En sanborns compré tres cómics
con una moneda de cincuenta pesos
En sanborns los chichifos hacían
agujeros en las puertas de los baños
En sanborns se reunían los políticos
a reír fuerte y urdir secretos

La vida se filtraba gota a gota
y todo era un interminable café americano
–la foto colgada de una ciudad antigua
que nunca existió

Obra negra

sobre los cuerpos corren gotas como hormigas
sobre los cuerpos pequeños y tostados
aquí arriba del techo sopla el viento
nunca se acaba este plantío de varillas
diario venimos a cultivar los frutos
jugosos como las horas que se escapan
y nuestras manos se endurecen
se hieren y se llenan de tierra y de pintura
traemos la noche encima
untada en nuestras pieles de chapopote
en nuestras pieles de oaxaca de guerrero y veracruz
y bajo el sol ardiente trabajamos
al ritmo de la radio

las bromas son un silencio acolchonado
qué podemos decirnos los hombres para no delatarnos
en esta casa que lo enseña todo sin vergüenza
qué albures usar para pintar un poco
la tarde circular y gris como columna de concreto
no escondas los andamios de las palabras
déjalos ahí para que los niños jueguen
si tú no te caes ellos tampoco

vamos abajo
junto a los tapancos y los postes de madera
catedral sin vidrios donde se desparrama el sol
huesos y vértebras de un animal dormido
acueducto secreto que será desmontado
cuando termine de secarse el cemento
hay algo sagrado en este esqueleto momentáneo
cuyo fantasma habitará otra casa muy distinta
donde muy pronto ya nadie pensará
en cimbras ni estribos ni albañiles
serruchando los alambres
gritando riendo murmurando
durmiendo en la covacha
porque la casa está muy lejos

ahora escucha
pon la oreja en el suelo y escucha
este vientre oscuro y profundo
como una cisterna llena de agua subterránea
escucha los gritos que abrigan los cimientos
el festejo y la danza
no sabes por qué lo haces
por qué edificas una y otra y otra vez
tu interior es la casa que construyó un desconocido
voces antiguas te habitan
te empujan y te mueven
te sudan y te agotan
te besan y acarician

trabajo esclavo es hacer un poema
y no poder habitarlo

Ser o no ser

Tu voz de femme fatale
Tu risa de hombre tonto
jugando videojuegos
Tus palabras de muchacha que no es
no puede
no resuelve el dilema
de si ser o no ser bella
de si ser o no ser algo más
Tu andar de pato feo
de puré de papa en vez de chichis
Tu mirada melancólica
El humo de tu cigarro como un hilo
que amarra los pedazos
de tu alma de parche
de tantísimos parches remendados
para esconder
las heridas

No te has liberado de nada

Anónimo

Juan me dice ¿eres de aquí?
Juan me dice ¿ora qué traes?
Juan resiente
Juan recuerda
Juan dice que nadie lo escucha
Juan siempre tiene
a quien echarle la culpa
Juan es bromista
Juan es pesimista
Juan saca la cartera
aunque no tiene trabajo
Juan canta fuerte
Juan llora bajo
Juan mira de reojo a las güeritas por la calle
Juan prefiere a las mujeres arregladas
Juan siempre lleva dentro un torbellino
Juan se encorva sin querer ante el destino
Juan dice que sufre que porque es inteligente
Juan dice que es derecho y que siempre habla de frente
Juan dice y no dice
Juega y se esconde con palabras entre dientes
Juan
igual que yo
no es más que un rostro entre la gente

Los raperos

Los raperos

los raperos lanzan al aire
palabras que encuentran en el piso
en la calle
en sus bolsillos
palabras de llanta quemada
y metal oxidado
trozos de cualquier cosa
restos de vida
que les juraron inservibles
partes de una inmensa máquina
que alguna vez
tal vez
tuvo sentido

sus versos bailan para las avenidas
los ejes viales y los periféricos
para de las casas de lámina
las fábricas
los vertederos de basura
el sube y baja de las calles
que no están pavimentadas

palabras-navaja que se abren paso a tajadas
en esta selva de hojalata
enseñan los dientes
los sobacos
las nalgas
lubrican con saliva y sangre
el cuerpo muerto de la urbe

ritmo y rito, balbuceo sin sentido
palabras para invocar
el misterio de las sombras
en un puente peatonal
la cadencia del sol
que nace y se oculta tras el humo

los raperos devuelven la ciudad a la ciudad